martes, 23 de julio de 2013

ASCENSIÓN AL CASTILLO DE ACHER, 20/07/2013

Tras salir de Ansó, llegamos a la selva de Oza a las 8:15, donde dejamos los coches, y vamos a empezar la ascensión. En esta ocasión formamos un grupo más numeroso que en otras ocasiones, quizás porque no había fiestas en la "redolada".






Nada más dejar la carretera ya se divisa entre la boira una vista impresionante del castillo. El camino parte casi en la entrada del campamento de Ramiro El Monje, atravesando un parque recreativo de tirolinas y puentes colgantes de reciente inauguración. 



Al comienzo cruzamos el bosque entre hayas, abetos y pinos, y al pasar por el barranco de Espata, nos damos cuenta de lo que un alud puede ocasionar. 





Llegados a la tasca, la pendiente se hace más dura, y Marimar decide dar la vuelta porque no está segura de sus fuerzas. De todas formas llevaba un libro para hacer tiempo. Los demás continuamos para arriba.




Toca un pequeño descanso para hidratarnos  y disfrutar de las vistas:






Chipeta Alto,


Mesa de los Tres Reyes,




Petrachema (mal llamado por casi todo el mundo Petrechema) y las agujas de Ansabere,


Lenito, Peña Forca y y Rincón de Alano,






y las vacas y algún sarrio explorador.





Seguimos subiendo y el paisaje se transforma, con un colorido especial, del verde al rojizo, antes de llegar a la última pedreguera.



Tras este último y duro repecho entre "zaborros", se nos abre una inesperada terraza inclinada, de formas sinuosas, llena de fisuras y agujeros, esta vez aún tapados por neveros.  



Bordeando su parte derecha, en un" plis-plas", alcanzamos  su cima   (2.384 m).


Sin tiempo de disfrutar de las vistas, cogemos asiento, sacamos el bocata y a almorzar, que con tanta cuesta estamos de un afligido que no veas.


Con el estómago ya en su sitio, una foto de grupo para el recuerdo con la sonrisa en la boca y la mitad del "trabajo" ya hecho.



Nuestros amigos donostiarras, y por unos días residentes en el camping de Ansó, quieren su propia foto de familia para cambiar el fondo de pantalla del ordenador y todos seguimos maravillados de lo que nos rodea...




Achar de Agua Tuerta,







Bisaurín,


Midi D'ossau, Balaitous,...





Como ya se hace tarde, después de un buen rato disfrutando en la cumbre iniciamos el descenso, fijándonos en la curiosa forma que tienen los numerosos sarrios de refrescarse en los neveros.







El descenso se nos hizo más ameno que la subida, pero siempre con prudencia, y cuidando las rodillas. 



Tras dos horas de bajada, llegamos a los coches donde nos recibe Marimar, cansada de leer, pero de lo más relajada.







Una vez todos juntos, menos los donostiarras, que decidieron pasar el día en el monte, nos tomamos unas merecidas cervezas antes de ir a casa, disfrutando por última vez de la fortaleza calcárea. 


2 comentarios:

  1. Bonito pico, buena ascensión y por lo que intuyo leyendo esta entrada, buena compañía y buen ambiente.

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    1. Has acertado en todas, haber si os animáis algún día y esa buena compañía también es la de vuestras propias "carnes". Ya sabemos que la hostelería es lo que tiene, pero si podéis, ANIMAROS.

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