lunes, 13 de octubre de 2014

viernes, 12 de septiembre de 2014

Quimboa Alto 30/08/2014

Para una de las últimas salidas de este verano acordamos ir a Quimboa Alto. En el aparcamiento de Tachera dejamos los vehículos y emprendimos la marcha, cerro arriba, hacia el refugio de Tachera.




Pasado el pinar, a la entrada de la faja Catalán, nos juntamos con Assier y sus perros, gran conocedor de la zona, y con quién habíamos quedado en dicho punto, ya que ese día le tocaba "echar un vistazo" a sus ovejas que tenía en puerto, y decidió acompañarnos.


Aunque el día estaba nublado, decidimos continuar porque parecía que no había amenaza de truenos, rayos y centellas...








A medida que íbamos subiendo, la boira cada vez se hacía más "preta". 


Casi sin darnos cuenta, debido al ritmo que nos impuso Capitán ( el mastín leonés de Assier) estábamos ya en la cima.



Foto de cima con el guía en primer plano, mientras disfrutábamos del almuerzo, porque de las vistas nada de nada:


Petraficha, y al lado Chipeta Alto,







ibón de Acherito,


y las tascas de as Ferrerias... y para de contar, que no vimos nada más.










Según íbamos descendiendo y abandonando la boira, nos topamos con un  florido campo de lirios, con su intenso color morado, !coño¡, uno blanco, 


y otro.



Assier nos llevó a la entrada de una espectacular y profunda sima, ya catalogada, aunque él no se atrevía ni a asomarse.


La bajada la hicimos ladeando Quimboa Bajo, hacia el campo de aviación,



llamado así no porque aterrice nadie, sino por la gran planicie que hay.










Ya en Pinaré, y dando vistas al camping de Zuriza, buscamos el camino dirección hacia Tachera,  el cuál, y a pesar de ir con Assier, se nos resistió un poco, debido a que los caminos si no se utilizan ni se limpian, se pierden.



¡ Qué macetero mas original, como nos sorprende la naturaleza !.



Después de alguna vuelta de más, llegamos a la pista de Tachera, con todo el trabajo hecho y la cima en el bolsillo. Dos pájaros de un tiro, aunque ovejas vimos pocas.


jueves, 28 de agosto de 2014

Garmo Negro 24/08/2014


Como consecuencia de los numerosos festejos que había el sábado por la noche en Ansó y alrededores, el domingo nos fuímos por libre tres miembros del Club Linza a hacer un tres mil, ¡qué ya había ganas!. Hubo que pegar un madrugón, las 5:15 de la mañana, ya que decidimos ir hasta el Valle de Tena para subir al Garmo Negro (3.059 metros).


Comenzamos a andar desde el  Balneario de Panticosa a las 7:30 horas, en un día soleado, de los mejores que hemos tenido este verano para ir al monte. Como son más de 1.400 metros de desnivel, y la distancia no es muy larga, 6 kilómetros, desde el inicio todo es una pendiente pronunciada hasta la cima.






Al principio subimos por tasca, pero enseguida nos encontramos con la pedreguera, que no la abandonaríamos hasta el final. Hicimos algún amigo de cuatro patas, pero pronto nos adelantó. Echando la vista hacia atrás, siempre se ve el punto de salida, pero cada vez más pequeño.



Llegados al collao de Argualas, dando vista a Formigal, nos dirigimos a la derecha, cresteando, hacia el Garmo Negro. Desde este collao, a la izquierda se va al Algas y Argualas, otros dos tres miles de esta zona (esos para otro día). 





En 2:45 minutos nos plantamos en la cima, donde nos recreamos un buen rato, por el "pedazo" de día que nos salió, por el almuerzo que "nos pegamos" y por las vistas impresionantes que teníamos a nuestro alrededor.







A nuestro lado, Aguja Pondiellos, donde desgraciadamente el día anterior había muerto un montañero.


El balneario de Panticosa con su lago, 








ibones de Brazato y Vignemale,


 Tendeñera,






Los Algas y al fondo Peña Telera y Collarada,


Aspe, Garganta, Bozo y Bisaurin, 






Argualas,


Los Infiernos con los ibones de Pondiellos, detrás Tebarray, y al fondo Frondiellas y Balaitus,







Midi D'Ossau,


Arnales, 






Pico Pondiellos y a la derecha, abajo, el refugio de Bachimaña.


Con el estomago y los ojos contentos,  comenzamos a descender siempre con precaución.



Inmenso nevero el que cruzamos a finales de agosto.









Aunque la bajada por la pedreguera era algo dura, siempre nos guardábamos un momento para seguir disfrutando de las vistas.




Llegando ya al balneario nos desvíamos un poco para intentar refrescarnos en la fuente de la Laguna, ¡joder!,  el agua caliente y salada. Por algo no cobraban por esta. 



A las 13:00 horas, últimas fotos en la llegada junto a la cascada de Argualas, y a disfrutar de unas cañas en el refugio de la Casa de Piedra que el día lo merecía, y así quitarnos el mal sabor de boca que nos había dejado el agua de la fuente.