Para una de las últimas salidas de este verano acordamos ir a Quimboa Alto. En el aparcamiento de Tachera dejamos los vehículos y emprendimos la marcha, cerro arriba, hacia el refugio de Tachera.
Pasado el pinar, a la entrada de la faja Catalán, nos juntamos con Assier y sus perros, gran conocedor de la zona, y con quién habíamos quedado en dicho punto, ya que ese día le tocaba "echar un vistazo" a sus ovejas que tenía en puerto, y decidió acompañarnos.
Aunque el día estaba nublado, decidimos continuar porque parecía que no había amenaza de truenos, rayos y centellas...
A medida que íbamos subiendo, la boira cada vez se hacía más "preta".
Casi sin darnos cuenta, debido al ritmo que nos impuso Capitán ( el mastín leonés de Assier) estábamos ya en la cima.
Foto de cima con el guía en primer plano, mientras disfrutábamos del almuerzo, porque de las vistas nada de nada:
Petraficha, y al lado Chipeta Alto,
ibón de Acherito,
y las tascas de as Ferrerias... y para de contar, que no vimos nada más.
Según íbamos descendiendo y abandonando la boira, nos topamos con un florido campo de lirios, con su intenso color morado, !coño¡, uno blanco,
y otro.
Assier nos llevó a la entrada de una espectacular y profunda sima, ya catalogada, aunque él no se atrevía ni a asomarse.
La bajada la hicimos ladeando Quimboa Bajo, hacia el campo de aviación,
llamado así no porque aterrice nadie, sino por la gran planicie que hay.
Ya en Pinaré, y dando vistas al camping de Zuriza, buscamos el camino dirección hacia Tachera, el cuál, y a pesar de ir con Assier, se nos resistió un poco, debido a que los caminos si no se utilizan ni se limpian, se pierden.
¡ Qué macetero mas original, como nos sorprende la naturaleza !.
Después de alguna vuelta de más, llegamos a la pista de Tachera, con todo el trabajo hecho y la cima en el bolsillo. Dos pájaros de un tiro, aunque ovejas vimos pocas.
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